En la barranca del Sisimico es uno de los lugares de gran interés geológico del Departamento de San Vicente, interés sobre todo paleozoológico, debido a los fósiles marinos y terrestres que se encuentran en las distintas capas sedimentarias que forman las paredes de la barranca.
De allí se extrajo en épocas pasadas, una osamenta completa de mastodonte, MASTODONTE ANGUSTIDENS, la cual fue obsequiada al Papa, encontrandose en el Museo del Vaticano. ….
Los pobladores de la región, debido a la presencia de grandes huesos que allí se encuentran, tienen la creencia que fue lugar donde existieron o habitaron los gigantes de la Mitología. De allí nació la leyenda de la Barranca.
Afirman que en ella vivía un gigante colosal denominado Sisimico, el cual se sentaba en el fondo para descansar, apoyando los brazos en los bordes de las paredes laterales, contemplando desde allí con su ojo ciclópeo las bellezas del contorno.
El vocablo “Sisimico” es una palabra nahuat compuesta de las voces simples SISIMITL, que significa duende ó brujo: y CO, sufijo de lugar; osea lugar de duendes o brujos.
Desafortunadamente la Barranca del Sisimico y su bella poza de agua azul, desaparecieron en 2009 debido a un deslave.
Escrito por: Rafael González Sol
Lamento mucho escuchar que este bello paraje desapareció. Me invade una tristeza profunda el saber que este fresco y bello lugar nunca será conocido por mis hijas; como yo lo hice en 1993.
No es del todo cierto..desaparecio.pero hicieron obras y hoy esta formada de nuevo fui en feb del 2021…..
Sobre la Barranca del Sisimico, mi padre nos contaba de este lugar, de la poza azul donde se sentaba un gigante a bañarse. Yo pasaba mis vacaciones donde un tío de mi padre. Su nombre era Benjamín Damas. El tenía un terreno en el Carrizo. Dos veces visité el lugar. En la familia corre la historia que mi abuelo, Abel Revelo, siendo militar estacionado en San Vicente, estuvo a cargo de la excavación del mastodonte. Una vez, platicando con Monseñor Rivera y Damas, quien era primo de mi padre, me contó que, en uno de sus viajes a Roma vio, en uno de los museos del Vaticano, el esqueleto del mastodonte que mi abuelo había desenterrado. Hace algunos años fui al Vaticano con el deseo de ver dicho mastodonte. Desafortunadamente, el museo estaba en reparación y no pude entrar. Escribo esto en el mes de abril de 2021.
Favor sustituir esta nota por la que envié anteriormente por ser más completa.
Sobre la Barranca del Sisimico, mi padre nos contaba de este lugar, de la Poza Azul donde se sentaba un gigante a bañarse. Yo pasaba mis vacaciones donde un tío de mi padre. Su nombre era Benjamín Damas. El tenía un terreno en el Panameño como a dos kilómetros del Carrizal, sobre la antigua carretera Panamericana. Desde este terreno, en un par de ocasiones, visité la Barranca del Sisimico. En la familia corre la historia que mi abuelo, Abel Revelo, oriundo de Apastepeque y siendo militar estacionado en San Vicente, estuvo a cargo de la excavación del mastodonte. Una vez, platicando con Monseñor Rivera y Damas, quien era primo de mi padre, me contó que, en uno de sus viajes a Roma vio, en uno de los museos del Vaticano, el esqueleto del mastodonte que mi abuelo había desenterrado. Hace algunos años fui al Vaticano con el deseo de ver dicho mastodonte. Desafortunadamente, el museo estaba en reparación y no pude entrar.
En una casa de hacienda de una señora con la que el tío Benjamín tenía alguna relación, utilizaban como tranca del zaguán un gran hueso de algún animal encontrado en dicha barranca. La gente decía que era de la canilla del gigante que se bañaba en la Posa Azul del Sisimico. Escribo esto en el mes de abril de 2021.