En el extremo sur de la tierra norteña del lago de Ilopango, en al punta del Zacatepeque, se recorta bellamente en el horizonte, con misteriosa melancolía el Cerro del Gavilán.
El Cerro del Gavilán ofrece tierras feraces, apropiadas para el cultivo del maíz, el frijol, y el café; pero está poblado de palomas y reptiles venenosos, por lo cual abundan en su cima el gavilán y sus congeneres de rapiña.
Por sus riscos suele oirse cantar armonioso al guarda-barranco, de la calandria y de otras aves canoras de la montaña.
El Cerro del Gavilán también tiene su leyenda. En las veladas de la cabaña campesina, aún se ameniza la hora refiriendo que Dieguito-el duende- habitó antaño las oquedades de ese cerro.
Cuando una persona le caía bien a él al pasar por las veredas, especialmente si era joven honesta, regábale flores de palo y lirios silvestres a sus pies.