La tamalera de la laguna de Cuzcachapa

La laguna de Cuzcachapa se encuentra ubicada en el municipio de Chalchuapa, en el departamento de Santa Ana. Este cuerpo de agua es un embudo cratérico de origen volcánico que posee una forma ovalada y tiene un fondo plano. Los paredones verticales consisten en espesas de lava basáltica olivínicas. Existe también la presencia de bloques sueltos en el borde de la laguna y de un pequeño cráter vecino.

En esta laguna y sus al rededores se cuenta una vieja leyenda que describe a un ser misterioso que es el espíritu de una tamalera o mujer que vende tamales.

La tamalera de la laguna de Cuzcachapa

Cuentan los vecinos de la laguna de Cuzcachapa, en Chalchuapa, que en tiempos antiguos en este lugar aparecía la tamalera, que tenía una cueva en la laguna y salía a las doce de la noche a vender tamales.

Las personas que pasaban por ahí decían que en la noche se veía un fuego dentro de una cueva, probablemente para cocinar algo o para calentarse del frío; sin embargo quienes se acercaban un poco más podían percibir un olor irresistible a tamales.

Cuentan algunos que vencían el miedo que al fondo de la cueva se lograba ver a una señora, con su espalda encorvada y que al salir de ella llevaba a cuestas una pesada olla, al ver que la señora se iba como vendiendo tamales, habían personas que comenzaban a gritarle que querían comprarle tamales, pero esta no les escuchaba, y solo seguía su camino a través de la noche con la olla apoyada en su cabeza, caminando e ignorando los gritos de quienes le hablaban.

Ella en un tono muy agudo decía: ¡Tamales de pescado! Siempre tenía un sitio específico de donde salía: del lado de la cueva.

Con el tiempo la leyenda de la vieja tamalera se hizo muy comentada debido a que eran muchos lugareños y pescadores los que la veían por las noches, siempre saliendo de la misma cueva, caminando entre los árboles y los matorrales, pero que nunca les había querido vender, siempre los ignoraba.

En todo ese tiempo  nunca la habían podido alcanzar para comprarle, es como si la vieja desapareciera a medio camino, solo quedaba el rico olor de los tamales que hacían que a cualquiera le diera hambre.

Relatan también que en cierta ocasión un grupo de amigos aventurados decidió burlar a este espíritu, tratando de hacer lo que nunca antes había hecho: comprarle tamales.

Ellos llegaron a pescar por la noche y a propósito se quedaron cerca de la misteriosa cueva, de repente vieron que se encendió el fuego dentro de la cueva y decidieron ir a buscar a la vieja para que les vendiera unos tamales.

Caminaron entre las piedras y el monte hasta llegar a la cueva y ahí estaba ella, algo regordeta, de estatura pequeña con su espalda encorvada, meneando al olla que contenía los tamales; la saludaron cortézmente.

– “Buenas noches señora, nos puede vender unos tamales”, la vieja tamalera siguió meneando la olla, sin voltearlos a ver,

– “Siéntense”, les contesto, “ya van a salir unos”; y así se sentaron en unas piedras alrededor de la cueva.

Uno a uno la vieja les comenzó a servir los tamales en sus hojas de huerta, olían tan rico que comenzaron a comerlos con mucha prisa; el rico sabor de la masa que se desasía en sus bocas, cambio de repente, uno de ellos sintió el sabor como de algo podrido; y comenzaron a decir, esta carne esta podrida, no sirve.

Exaltados se dirigieron a la olla donde estaban los tamales, cada uno sintió un gran temor, la piel se les erizo repentinamente al ver que en la olla habían restos humanos, una calavera, una mano; “los tamales eran de muerto” gritaron.

En ese momento la vieja tamalera soltó un tenebroso grito que resonó en toda la laguna, y dejo ver su rostro pálido y desfigurado con una sonrisa que provocaba un miedo terrible, nadie sabe si esta vieja es un fantasma o alguna bruja. Lo cierto es que a veces aun hay noches en las que al pasar por las calles cerca de la entrada de la laguna se escucha un tenebroso grito y los que frecuentan la laguna ven el fuego dentro de la cueva y sienten un rico olor a tamales, pero nadie se atreve a querer comprobar la historia.


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