El jinete sin cabeza

Cuenta una antigua leyenda, que en una hacienda de la campiña salvadoreña; dos hombres se disputaban el amor de una bella y distinguida dama.

Los dos estaban tan enamorados de la joven y dispuestos a conquistar su corazón, que se retaban con frecuencia a batirse en un duelo a muerte.

El jinete sin cabeza

Así pasaron varios meses, y la bella dama conoció a un joven de una hacienda vecina, un extraordinario jinete que recorría el lugar, en su brilloso corcel negro azabache, fue amor a primera vista y desde ese día los dos enamorados se citaban en un rancho abandonado en la mitad del camino entre las dos haciendas; y allí según cuentan las malas lenguas fue donde ocurrió uno de los mas terroríficos hechos, del que todavía hoy no tiene explicación lógica, teológica ni científica.

En una noche de luna llena el joven jinete tomo a su amada y cabalgaron al lugar de sus románticos encuentros. Con la luz de la luna, a pocos pasos, unos ojos observaban a los amantes; y para ganarse el favor del patrón fueron con el chisme.

A su regreso, el padre de la joven estaba esperándola furioso y luego de una tremenda discusión, le prohibió terminantemente volver a ver a ese misterioso jinete, que no era de su condición. La joven ya casadera se vio obligada por su padre a elegir entre uno de los dos pretendientes, los caballeros que por su amor daban hasta la vida; pero ella se negó, pertenecía en cuerpo y alma al jinete y su corazón jamás podría amar a ningún otro hombre.

El padre, se reunió con los dos hombres, que heridos en su orgullo juraron una terrible venganza, y entre los tres planearon como quitar de enmedio a este misterioso jinete.

Era una de esas oscuras noches, el rocío parecía llorar el destino de los amantes. El jinete desmonto en busca de su amada. La joven se encontraba dormida y el hombre caminaba despacio, pensativo, como presintiendo un cruel destino; escucho un ruido y se detuvo, en esos momentos unos enmascarados cayeron sobre él.

Los dos enmascarados, antes enemigos, ahora aliados por el amor de una mujer, luchaban juntos para asesinar al hombre que les había robado el corazón de su amada. El joven jinete saco de su vaina el machete, se enrosco la pollera, y se dispuso a dar pelea, no solo por su vida, sino por el corazón de su amada. Sin mediar palabra se enfrascaron en una tremenda pelea, los machetes empezaron a chillar, a sacar chispas que parecían relámpagos en esa negra noche, a los lejos cantaba la aurora.

En medio de la batalla la joven se despertó, solo para observar el terrible espectáculo del cual quedo totalmente paralizada.

Su amado luchando como un león herido, daba pelea a una pacotilla de hombres encapuchados, de pronto una sombra se acerco por atrás del jinete y la hoja empavonada de un machete lanzo su brillo en la oscuridad, cortando de un solo tajo la cabeza de aquel noble jinete; ante los gritos de terror de la joven mujer, y viendo como el cuerpo de su oponente yacía convulsionando en un charco de sangre, Los hombres huyeron tan rápido como les fue posible; se refugiaron en casa del padre para darle la noticia.

Nadie en los pueblos vecinos podía asegurar la identidad de los cobardes asesinos, la joven mujer antes llena de vida se consumía en su lamento día a día en la soledad de su habitación. Los dos hombres dejaron de lado su alianza y nuevamente continuaron su pequeña guerra por conquistarla.

Pero una noche en el silencio de la oscuridad, los perros empezaron a llorar, las vacas nerviosas resoplaban sin descanso, los ojos de los vecinos vieron un hermoso caballo negro escoltado por un enorme perro, con ojos de fuego como dos brazas del infierno, –mas parecía el cadejo;– el corcel sacaba fuego en las piedras en cada paso que daba en su galopar cerca de aquel rancho. Para su sorpresa al mirar al gigante jinete que lo montaba este no tenia cabeza; y la sangre brotaba por su cuello y corría por su cuerpo.

Horas después los cuerpos decapitados de los dos pretendientes se encontraron muy cerca de la casa de la joven. Dentro de la casa encontraron el cuerpo sin vida del padre, sin ningún signo de violencia pero con una expresión en su rostro y una mirada que denotaba haber visto al mismísimo diablo.

Todavía se preguntan ¿quien lo mato?, ¿que fue de la bella joven?, ¿quien era el misterioso jinete?…preguntas que aun no tienen respuesta.

Aquella noche, el jinete sin cabeza volvió para vengarse de sus asesinos, estos le quitaron la vida por aquella hermosa joven, hoy el infierno se encarga de ellos, y el amor de su amada… ni la misma muerte se lo pudo arrebatar.


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