Los antiguos mazahuas referían la leyenda de Titilcíhuat o «la mujer de fuego» (de titil, fuego, y cíhuat, mujer).
Perdidamente enamorado de ella un príncipe nonualco, dispuso raptársela, lo que logró gracias al amor entrañable que le profesaba la princesa mazahuat. Esto dio origen a una larga y sangrienta guerra entre mazahuas y nonualcos.
Los primeros vencieron en la contienda, y cuando los dos amantes iban a ser capturados por el padre de Titilcíhuat, se hundió la tierra y se formó el auzol del río Tilapa.
De los huesos, carne y sangre de los príncipes, según la leyenda, hicieron los dioses el nopal o tuna.