Las lágrimas de Agüijuyo

En Atiquizaya, municipio de Ahuachapán, se encuentran ubicadas las piscinas de Agüijuyo. ¿Por dónde? A un kilómetro al noroeste de la ciudad, sobre la calle que conduce hacia San Lorenzo.

En esta época del año, la calle está cubierta de polvo que se convierte en el único
inconveniente para llegar a este atractivo lugar.

Esto se olvida, sin embargo, al tener enfrente las piscinas, rodeadas de árboles y una hermosa vegetación.

El visitante, a los pocos minutos, se encuentra atrapado por el fresco de la naturaleza. El calor tiene su fin al sumergirse en las aguas de las piscinas de Agüijuyo, cuyo nombre recuerda una vieja y triste historia de nuestros antepasados indígenas.

Las lágrimas de Agüijuyo

El nombre de este balneario proviene de una leyenda muy conocida en Atiquizaya, que cuenta de una princesa, Agüijuyo, que se enamoró del príncipe Zunca. Su amor fue imposible debido a comentarios que le hicieron al príncipe y entonces éste dudó de su amada.

Agüijuyo, al verse despreciada por el noble, tomó la decisión de encerrarse para siempre y no hablar con nadie. Después, Zunca se dio cuenta de su error y también se encerró. Al final, ambos murieron de tristeza, al mismo tiempo, dice la leyenda.

Las personas lloraron la muerte de la princesa y el príncipe, fueron tantas las lágrimas que se formaron nacimientos de agua.

Los mismos que, en la actualidad, alimentan las piscinas de Agüijuyo.

Gracias a los manantiales de agua, se construyeron dos piscinas que, a través de los años, han sido conocidas por todos en el municipio de Atiquizaya y lugares aledaños. Son visitadas especialmente por la fama de sus aguas cristalinas y frescas.


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